sábado, junio 11, 2011

Fandango en Huetamo

Aparte de dar clases de baile y de diferentes instrumentos de la tradición terracalentan, parte de la tarea del centro cultural de El huerto es la difusión de la música tradicional. Como parte de esas actividades hacen fandangos. Esta vez la ocasión es en Huetamo, una celebración de cumpleaños de una chica que también está aprendiendo a tocar violín tradicional.
Huetamo está a unas cuatro horas de distancia. Esos 200 kilómetros desde Morelia no se pueden hacer más deprisa porque la carretera atraviesa la montaña.
Salimos en dos coches

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y sólo hacemos una parada en el camino

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Las montañas se ven preciosas en ese punto del camino y aunque impone, realmente merece la pena asomarse al vacío

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A medida que nos acercamos a Tierra caliente, el cambio es notable. Todavía no ha llovido. Las lluvias suelen llegar a primeros de mayo pero el planeta está resistiendo nuestra ingnorancia y descuido para mimarle

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Pero sí, tierra y elementos te dicen que estamos en Tierra caliente, esa parte en la que se desdibuja la frontera entre Michoacán y Guerrero

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Si la tarima fue el primer instrumento que se subió a la camioneta, es la primera que se baja

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y la que impone una de las primeras tareas en el espacio donde se va a hacer el fandango

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Tal y como se hacía tradicionalmente, lo primero que se hace es buscar el lugar para la tabla y escavar un hoyo sobre el que se coloca la tabla

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El hoy puede ser de hasta un metro de profundidad. Antes se solían meter cántaros llenos de agua hasta cierta altura para que cuando se bailara sobre la tabla se tuviera la sonoridad que se quería para ese tambor de pie que redoblaba y llevaba el ritmo base junto a la tamborita

Después de varias pruebas y de ajustar la tabla, la música comienza con Los jilguerillos del huerto

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Los y las bailadoras no tardan en salir a bailar. Ahí está la festejada, Rosita, y la Xochitl, que a sus 13 años toca vihuela, baila y toca tamborita como nadie

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Otros músicos se van sumando a la fiesta, música y conversaciones entrelazándose después de una buena comida

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El sentir de la música en un lugar así es único. Es como si le perteneciera al lugar y al momento. El espacio es abierto y quienes saben del fandango, vienen para vivirlo, escuchar tocar a los otros grupos, bailar, tocar,

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es devolver a la música uno de los contextos que estaba perdiendo y con eso, entenderla de nuevo como parte central en la vida de la gente del lugar

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Con zapatos, con huaraches o sin ellos,

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ese resonar de la tabla tiene un significado que va más allá de esta fiesta y de este momento. Contiene muchas historias de vida y tradición

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y un fuerte sentido de identidad. Es punto de encuentro

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y para muchos, razón de vida

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Espectacular todo. ¿Donde está ese ambiente musico tradicional por estas tierras?.
Besos