martes, agosto 04, 2015

Hacia Icod y Teno (1)

Hoy viajamos al noroeste de Tenerife. El destino final es Teno pero hay tanto que ver en el camino que el día se va quedando pequeño a medida que avanzamos. Sabemos qué queremos ver y vamos parando ahí donde se antoja, como en San Juan de la Rambla, un pueblecito pequeño desde donde podemos ver la línea de costa con su mar de caprichosos azules

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El pueblo, a ambos lados de la carretera, es pequeño y la parte atractiva es la que marca el campanario. Hacia allá vamos

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y ahí nos entretenemos en ese espacio sin gente, con farolas en espera, puertas cerradas, esquinas 

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y calles empedradas que realmente invitan

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Pasamos un rato abriendo puertas imaginarias y seguimos camino

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Vamos a Icod de los Vinos, famoso por los vinos y también por el drago milenario. Ese drago por el que mucha gente va a Icod no es este que mantienen apuntalado

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Es bonito Icod

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con sus calles empinadas y sus casas que recuerdan viejas mansiones

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Los patios de algunas de ellas lo muestran. Este, por ejemplo, fue una antigua casona que hoy han convertido en el museo de Malvasía, tienda de vinos y otros productos de la tierra. El patio de la casa es una pequeña joya

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y la tienda-museo, un suspiro para lo gourmet

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Probamos uno de los vinos blancos de Malvasía que ha ganado varios precios, compramos miel y seguimos 

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hasta la Plaza de Lorenzo Cáceres con su vegetación recogida y su iglesia de San Marcos, una de las iglesias de estilo canario construída en la primera mitad del siglo XVI

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Desde esa plaza vemos el Drago Milenario. Carismático y ancestral. Dicen que tiene mil años aunque nadie ha podido confirmalo ya que no tiene anillos para contar sus años

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Más abajo hay otro espacio que nos deja ver cómo estos pueblos tinerfeños se asientan en las laderas de las montañas y cómo juegan con la luz 

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Es Canarias

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Deshacemos el camino y dejamos las calles empinadas. Decidimos no comer aquí a pesar de que el olor a sardinas se convierte en verdadero antojo y nos recuerda que ya es casi la hora de comer

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1 comentario:

Tawaki dijo...

Me encantan las calles, los patios y las farolas que juegan a las cuatro esquinas, pero me quedo con el drago. Los árboles me pueden.