Otro balcón, otra mirada

De nuevo en Xalapa. Hace ya casi una semana que regresé de la Huasteca pero apenas he podido moverme. Quiero caminar la ciudad para poder entenderla y sentirla mejor, descifrar sus calles y sus lenguajes, sus horas, su gente.

Al menos hoy camino hasta el barrio de Xallitic, una parte por la que no había estado antes

 

Hoy lo veo desde el puente. En algún momento bajaré y caminaré por el parque, cerca del lavadero. Tal vez hasta me proponga subir o bajar esas escaleras que parecen moverse de manera interminable. Debe ser síntoma de Xalapa: escaleras y cuestas que nunca terminan

Xantolo ya llega y en el Mercado Jáuregui ya han empezado a poner todas las cosas para las ofrendas, calaveras, figuritas de azúcar, catrinas

A partir de mañana habrá más, mucho más. Faltan las velas, las mulitas de barro, otras vasijas, copal, flores.... Es tiempo de ofrendas, es la fiesta grande para la Huasteca y para muchos de los Huastecos que en esta ciudad viven. La mezcla entre le antes y el ahora es más evidente en las ciudades. La sofisticación de algunas cosas, el uso modernizado de otras, esas catrinas que tanto color  ponen y tan buena sonrisa nos dejan

mientras bajamos por esas calles que tanto conservan el sabor colonial

 

Este centro de la ciudad congrega otro espacio. Es raro ver esas calles vacías por un momento. La gente y el tráfico son una constante, especialmente hoy que es el día en que se le traen coronas al santo de la ciudad. La procesión ha venido desde lejos para traer estandartes con flores. En las escaleras de la catedral, vendedores y bullicio. Mucho

Un poco más abajo, por el Parque Juárez, la calma se dice entre vendedores de globos, parejas sentadas en los bancos, familias con hijos, parejas besándose hasta el infinito, niños, limpiabotas, más globos, más parejas, payasos en busca de "chamba", músicos en busca de oportunidades de trabajo también

Y hacia abajo, más de lo más colonial. Hasta llegar a Los lagos, donde el agua subterránea ha formado tres pequeños embalses, un espacio para caminar, pasear los fines de semana, salir en barca, quedar con los amigos

Lalo llega tarde pero no me importa. Me siento a esperarle entretenida en el ir y venir de muchos, en quien vende y qué se vende, quién se mueve y de qué manera lo hace, qué colores, qué decir y desdecir. Cuando llega caminamos un rato y miramos atrás para ver esa luna sencilla de sábado

Esperas

Me voy despidiendo a pedacitos de Tantoyuca y vuelvo a la placita donde barren la lluvia, donde los cánticos de la iglesia se escuchan cada día, donde hay que estar para sentir el bullicio del domingo, del mercado, los ratos de café y bocoles en la esquina, el cortado para despertar

No llego al mercado para comprar mandarinas dulces donde el señor Chico Olivares pero me quedo al rededor del parque Hidalgo, ahí donde cada mañana las señoras exhiben su mercancía, preparan las hojas de tunas, cortan las calabacitas y esperan y esperan a que alguien les compre uno o diez pesitos de algo. Cada mandarina un peso

Es lo mismo cada día, esa paciencia infinita de quien ha aprendido a esperar. Mientras, en el parque, las catrinas y personajes que han puesto para Xantolo (también) esperan o saludan al pasar

En ese parque, como en muchos otros del mundo, cada hora es un momento único y en esos momentos únicos todo pasa. Solo tienes que sentarte unos minutos para comprobarlo

Ahora mismo es el momento para que el grupo de niños que han salido de la escuela y están con su maestra se hagan fotos con los personajes de color y fanfarria, el momento en el que el obrero decide salir del suelo, el momento de la risa, el juego, la contemplación

El arco de Xantolo 2015 ya está preparado

 

Mientras espera a todos los que llegarán para la fiesta más anhelada del año en la Huasteca, recoge otros retratos, instantáneas de su propio universo

Me voy despidiendo a pedacitos de Tantoyuca pero me llevo la memoria de estos días únicos y sencillos. No ha sido tiempo propicio para las flores pero aunque de papel o tela sean, los cementerios pronto se llenarán de colores. Xantolo ya viene. Ya casi

A mitad de semana

Esta mañana llueve. Es la primera vez en estos días en que empiezo a reconocer los sonidos de las horas en Tantoyuca. Eso significa que ya llevo aquí una semana y que muchas caras comienzan a ser familiares.
Salgo a la pequeña plaza, enfrente de la iglesia, donde tomo mi expreso, y recuerdo, mientras lo veo, que en muchas partes de México se barre el agua

El sistema de desagües es tan malo que los charcos se multiplican más rápido que un suspiro.

La lluvia pasa pronto y sorteo eso charcos buscando la parada de autobús.

Hoy puedo pasar un rato con don Luis durante el día. 

Siempre está trabajando. Siempre hace algo. Ahora que viene Xantolo, sus manos trabajan el cedro y las máscaras van cobrando forma, sin mucha herramienta, con muchas horas para dar forma, vaciar, lijar, apurar bordes

El violín también lo retoca, le mueve el puente, el alma. "Hay que buscarle, buscarle. Hasta que suene"

Don Juan hacía lo mismo. Atada al alma tenía una cuerdecita para poder moverla y  ajustar el sonido a su gusto. Con el arco también era particular. Como don Luis. El tensado, la resina que eterna permanece y se queda como la humedad del aire, casi espesa.

También hace cuernos, ese otro instrumento imprescindible en la cuadrilla mientras bailan los sones Xantoleros el 1 y 2 de noviembre. Algunos suenan con facilidad. Otros no tanto. Va a ser bueno escucharlo en el contexto. Ya pronto

 

Día de mercado

Domingo. Día de mercado, plaza llena, otros. Día de flores, luz, espacio contenido

Día de iglesia, helados y huapango

Es escuchar una mundo nuevo en este territorio de domingo en el que la música suena pero no hay voces ni gritos. Las conversaciones son calladas, las voces suaves y todos parecen estar a lo suyo, quien mira mira, quien limpia botas las limpia, quien toma un lechero lo toma. 

Los pequeños restaurantes de la plaza están llenos. Pienso en Lagunilla, el antes, los domingos después de misa, o por la tarde. Era el día especial, cuando se salía, cuando gastabas la paga. Pienso en otras muchas cosas que ni siquiera yo ha vivido y mamá cuenta.

Y sobre todo, es día de mercado. No solo están ahí los puestos que cada día veo sino muchos otros

Hay que abastecerse para la semana y ahora es el momento. Chiles, cilantro, pan, queso salado

Zacahuil, aguacates, coco, pemoles... ¿Qué desea?

Día de estar en familia, tal vez acercarse al centro, caminar, ver

Hoy también vuelvo a ver al señor que día tras día coloca su mercancía en su coche,

y algo que es nuevo, este servicio de paquetería que no sé si se hace porque enfrente hay una almacén grande, o si es para hacer más fácil el moverse de acá para allá en el mercado

 

 

Luego lo familiar casi mientras camino para coger el autobús e ir a casa de don Luis.

 

 

No hay duda de que ya llega Xantolo y no hay duda de que a don Luis Maqueda sigue disfrutando tocando su violín